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Confusión En El Cielo Resulta En Bichón En Vez De Humano – La Historia Completa De Niqqi

agosto 14, 2010

Esta es la historia de cómo encontré a mi familia para siempre.

Este es libro que escribe Niqqi y cuenta la historia de su vida.

Allí estaba yo, sentada en la oficina de Dios, esperando escoger a mis padres. Lo de siempre: vas a la oficina de Dios, te muestran varios candidatos y eliges a los que serán tus padres.

Es un evento muy emocionante y no sé cómo se las arregla Dios para organizarse con todos los recién nacidos. Ayuda el hecho de que en el cielo, el tiempo pasa mucho más rápido que en la Tierra. Lo que llevaría semanas en la Tierra, es apenas un minuto en el cielo… así que vamos a decir que las cosas pasan rápido, y que a veces… me distraigo.

Me hicieron pasar y en el acto quedé maravillada con la decoración, sobre todo con el empapelado de las paredes. Era un hermoso estampado de ángeles, radiante y estupendo al mismo tiempo. ¡Algo maravilloso!

De pronto me doy cuenta de que Él me está pidiendo mi opinión sobre los primeros candidatos, cuando en realidad en lo que yo pienso es en cómo obtener el nombre de Su decorador de interiores…

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This is Niqqi's signature

Confusión En El Cielo Resulta En Bichón En Vez De Humano

octubre 6, 2008

Allí estaba yo, sentada en la oficina de Dios, esperando escoger a mis padres. Lo de siempre: vas a la oficina de Dios, te muestran varios candidatos y eliges a los que serán tus padres.

Es un evento muy emocionante y no sé cómo se las arregla Dios para organizarse con todos los recién nacidos. Ayuda el hecho de que en el cielo, el tiempo pasa mucho más rápido que en la Tierra. Lo que llevaría semanas en la Tierra, es apenas un minuto en el cielo… así que vamos a decir que las cosas pasan rápido, y que a veces… me distraigo.

Me hicieron pasar y en el acto quedé maravillada con la decoración, sobre todo con el empapelado de las paredes. Era un hermoso estampado de ángeles, radiante y estupendo al mismo tiempo. ¡Algo maravilloso!

De pronto me doy cuenta de que Él me está pidiendo mi opinión sobre los primeros candidatos, cuando en realidad en lo que yo pienso es en cómo obtener el nombre de su decorador de interiores…

-No, no, estoy segura de que no quiero ser una jirafa, Dios. Linda visual, ¡pero algo más cercano al suelo podría ser mejor! »

Segunda opción: un bonito par de ratones… pero necesito una casa para decorar. ¡Siento que la decoración está en mi sangre! Así que me niego.

Tercera opción: una pareja de seres humanos. Parecen ser agradables. Ya tienen un hijo, por lo que sería la hermanita que han estado deseando… ¡Oohh! Podría decorar mi habitación… ¿La haré en color rosa o verde? Creo que si los muebles son blancos se verían bien con cualquiera… ¿Deberé pintarla o empapelarla?

«¡Elijo éstos, Dios!», dije alegremente.

«Muy bien, Niqqi», me respondió, ¡Creo que serás una gran perrita!»

«¿Cómo que una perrita?» ¿Quiso decir con una perrita?

Me mostró la cuarta pareja. Un par de Bichon Frises, esos perritos lanudos, que eran los que supuestamente había escogido.

«Espera», le dije, «¿Qué pasó con los humanos?»

Como las cosas suceden tan rápido en el cielo, los humanos ya se habían actualizado, me dijo.

¿Actualizado? ¿ACTUALIZADO?

Le supliqué: «Dios, pero espera, no me entiendes. ¡Realmente quería a esos seres humanos! Tenía planes: una habitación verde, muebles blancos… no se pueden actualizar, ¡No puedo ser un perro!» Las lágrimas caían por mi cara.

Pero Dios dijo en tono de calma: «Niqqi, no desesperes, siempre hay un camino».

Luego, todo se oscureció.

*****

Lo siguiente que recuerdo fue despertar y tratar de abrir mis ojos, que parecían totalmente cerrados. ¿Dónde estoy?, pensé…»¡Seguro que ya no estoy en la oficina de Dios!»

«SHLURP, SHLURP».

«¡Ey! ¿Qué está sucediendo? ¡Deja eso! ¡Me estás mojando toda la cara con esa cosa! »

No podía ver del todo bien, pero se sentía como una esponja. ¡Y era color rosa y tan grande como mi cara! Intenté comprender lo que sucedía, pero no lo logré. A medida que mi visión se aclaró, me di cuenta de que ¡no era una esponja! ¡Era una lengua! Estaba rodeada de dientes y pertenecía a… ¿UN PERRO?

Y entonces recordé lo que había sucedido. Había elegido ser un perro…

El lengüeteo en realidad no se sentía nada mal, y me acostumbré rápidamente. Resulta que la lengua era de mi madre, que quería que yo me viera todo el tiempo muy limpita.

¡Estaba disfrutando de mi vida! Mis días eran así: comía, dormía, me mandaba un lío, mi mamá me limpiaba. No estaba mal. Ella me hacía la vida muy fácil. Era maravilloso…

Pero un día, cuando ya era capaz de abrir completamente mis ojos, ¡vi que no estaba sola en la habitación! ¡HABÍA OTROS y se parecían muchísimo a mí!

This a re-enactment of Niqqi's birth

Pienso que así nos parecíamos...

Había tres de ellos, rosaditos y peludos. La verificación de la realidad. No me estaba mirando en un espejo. Eran de verdad. Resulta que eran mis hermanos y mi hermana, y mi mamá los cuidaba a ellos tanto como a mí. Pronto nos dimos cuenta de que podíamos aventurarnos a salir del lado de nuestra mamá, y que también podíamos jugar unos con otros. ¡Y vaya que nos divertimos! Nos trepábamos el uno sobre el otro, nos tironeábamos de las orejas o de la cola, corríamos como locos, y cuando ya estábamos satisfechos, nos quedábamos dormidos y encimados. Hasta aquel día…

Se suponía que iba a ser un día como cualquier otro, levantarse, comer, jugar… Yo ya sabía qué broma les haría a mis hermanos. Estaba estirándome un poco, como siempre lo hago cuando me despierto, cuando esta enorme manota me agarró y me llevó lejos de mi familia.

«Oye, ¿adónde me llevas? ¡Bájame!»

«¡Ésta se va!», dijo el hombre dueño de la mano.

¿Qué quiso decir con «se va»?  La gran mano me llevó a una jaula y me arrojó dentro.

«Te vas a dar un largo paseo, cachorra», dijo.

Paseo, ¿adónde? ¿Dónde está mi mamá? ¿Dónde están mis hermanos?

«¡No me lleves!», exclamé, pero nadie parecía oírme.

Me acordé de las palabras de Dios: «No te desesperes», pero yo ya había perdido a mis seres humanos y ahora me estaban separando de mis perros… ¿Cómo no desesperarme? ¿Dónde me estaba llevando?

«¿Adónde me llevas?», grité otra vez. La mano me llevaba lejos de mis perros.

«¡Mamá!», ladré.

*****

Yo estaba totalmente confundida y mareada mientras la jaula se balanceaba hacia atrás y hacia adelante.

¡Puf! «Al fondo del coche, cachorra», dijo el hombre, mientras arrojaba la jaula en el interior.

Un automóvil –me di cuenta– te lleva de aquí para allá sin mucho esfuerzo de tu parte. Oí un ruido de revoluciones y luego comenzó a moverse. El coche anduvo por un tiempo y luego, «¡Slam!». Volé dentro de la jaula. El coche se había detenido. ¿Y ahora qué? El hombre de la mano se bajó del automóvil. Yo esperé.

Cuando la puerta se abrió de nuevo, la mano traía a otro perro. Y lo arrojó dentro de la jaula.

«Ey, ¿Quién eres tú?», le dije.

Pero no respondió nada. Se puso de pie en un rincón y se lo veía un poco asustado. Tenía el pelo oscuro y uno ojos marrones de ensueño. No nos parecíamos en absoluto. Me di cuenta de sus tres largas patas. Conté las mías: Yo tenía cuatro… pero las hormigas tenían seis y los seres humanos sólo dos… Me presenté y le pregunté su nombre.»Toby», dijo en voz baja. Resultó que su historia era igual que la mía, y era el próximo en la jaula.

«Ninguno de mis hermanos tenía orejas redondeadas como yo», le estaba diciendo, cuando el automóvil se detuvo nuevamente. Esta vez los dos terminamos en el rincón.

«Te apuesto a que viene uno más», le dije.

Y tenía razón. Se llamaba Sadie. Sus orejas eran largas y caídas. Temblaba y sus ojos estaban cerrados. Cuando los abrió, con Toby nos dimos cuenta de que tenía un ojo azul y el otro marrón.

«¡Qué lindo!”, dijimos los dos al mismo tiempo. Sadie sonrió.

This is a picture of Sadie who had one blue eye and one brown eye

Fue un viaje tranquilo después de eso. No hubo más paradas. Hablamos hasta por los codos, hasta que nos quedamos dormidos. Nos habíamos hecho buenos amigos en poco tiempo.

*****

«Hola, Elaine», dijo el hombre. «¡Aquí están tus monstruitos! No sé para qué los quieres, ¡pero son todos tuyos!»

¿Monstruitos? ¿Qué significaba eso? Nos calmamos un poco al ver al hombre salir.

Todos miramos a Elaine, asustados, preguntándonos qué iba a pasar. La luz del sol que entraba por la ventana brillaba detrás suyo… Nos miró y sonrió. Y mientras nos tomó a cada uno de nosotros y nos colocó sobre una cama calentita y acogedora, nos dijo, «No son monstruitos, pequeños, sólo un poco diferentes y muy especiales. Sé que alguien está esperando para llevarlos a su casa y darles mucho amor…»

«Creo que es un ángel», susurré.

Nos abrazamos unos con otros. Sabíamos que estábamos a salvo. Nos prometimos mutuamente que, no importara qué sucediera, seríamos amigos para siempre. Y rápidamente nos quedamos dormidos.

*****

«¡Hey, despiértense, los dos!», les dije a Toby y a Sadie, hurgando un poco.

«¿Qué? ¿Qué pasa? , dijo Toby, mientras sus ojos soñadores se abrían suavemente.

«¿Qué es ese ruido?», se quejó Sadie.

Me enteré más tarde de que eran «risitas humanas». Eran ásperas y chillonas al mismo tiempo, fuertes y contagiosas. Y una vez que iniciaron, ¡los demás en la habitación comenzaron a reír también! Realmente era un sonido divertido, especialmente cuando se trataba de las que proveían de los más próximos al suelo. De tan divertido, me hizo sonreír.

Eran bastantes los seres humanos que nos rodeaban, lo que nos asustó un poco.

«¡Oh, mamá!», dijo uno de los más bajitos, «¡son todos taaaaan lindos!» «¿Podemos llevarlos a casa? Por favorrr, mamá», dijo mientras tiraba de su manga. «¡Vamos! ¡Somos tres, y cada uno puede cuidar de uno!»

Sin embargo, la mamá explicó que los cachorritos requieren de mucha atención y que, puesto que nunca había tenido un cachorro, comenzarían con uno solo. Nunca había oído esa palabra antes: ‘cachorrito’. Por cierto sonaba mucho mejor que ‘monstruito’. Las suaves manos de la mamá tomaron cuidadosamente a Sadie y se la llevaron.

«¡Hey!», gemimos Toby y yo. «¡Tráiganla para atrás!»

Nos miramos estupefactos y sin saber qué más decir.

Poco después, la mano de la mamá trajo a Sadie y la puso de regreso con nosotros diciendo: «¡Ya vuelvo, Sadie! Sólo unos cuantos papeles y luego nos vamos a la casa».

«¿Qué sucedió?», preguntamos Toby y yo al mismo tiempo. «¿Estás bien?»

«Oh, Niqqi, Toby, ¡tengo una gran noticia!», dijo Sadie. «Al principio estaba asustada. No sabía si me iban a llevar nuevamente. Pero luego, Elaine y yo… y mi nueva mamá… entramos en una habitación ¡y me encontré con toda mi familia! ¿Me han oído? ¡MI FAMILIA! Hay un papá y una mamá y tres pequeños humanos, un hermano y dos hermanas…», dijo casi llorando. «Me levantaron y luego lanzaron una cosa redonda en el piso y yo fui a recogerla. Se reían cuando se la traía de vuelta, así que la tiraron otra vez, y de nuevo corrí a buscarla. ¡Fue tan divertido! ¡Mis orejas estaban flameando y se sentía tan bien! Y ahora me voy a mi casa con ellos. Mi casa… «, dijo bajando la cabeza y sintiéndose un poco triste. «Pero eso significa que ya no los veré más…»

«Sadie», le dije, «ahora, ¡mantén la frente en alto! Ya sea juntos o no, siempre seremos los mejores amigos. ¡Sólo sé que nos volveremos a ver otra vez! ¡Lo sé!». Nos abrazamos por última vez, y luego Sadie levantó la vista. Era su papá.

«¡Vámonos a la casa, Sadie!”, le dijo.

«Hasta el reencuentro, Sadie! ¡Cuídate y sé feliz!”, dijo Toby.

*****

Toby fue el siguiente en salir. Una pareja entró por la puerta, empujando una silla con ruedas. Llevaron la silla hacia donde Toby y yo estábamos tendidos. Ambos observamos cómo el ser humano de la silla se levantó lentamente y con dificultad, con las piernas temblándole un poco. Ella no era tan bajita como los seres humanos de Sadie, pero tampoco era tan alta como sus padres, que la empujaban. «Mamá, papá», dijo ella, «¡Mírenlos!» ¡Son tan dulces!» Qué linda palabra ¡Dulces! También me gustó su sonido. Toby se levantó, y sin previo aviso, se acercó a ella y le dio un beso.

«¡Dios mío!», dijo la niña. «¿Viste eso? Se acercó a mí y me besó, ¡y sólo tiene tres patitas!»

Sus padres se veían asombrados por lo que acababa de suceder.

«Probablemente estuvo en algún tipo de accidente. Realmente no lo sé», dijo Elaine.

«Nuestra hija también tuvo un accidente», dijo la mamá. «Acaba de empezar a caminar otra vez. Todavía tiene que hacer mucha terapia, pero estamos seguros de que recuperará la capacidad de caminar y de correr nuevamente».

«Mamá, si él pudo, ¡yo puedo también!», dijo la niña.

Toby sonrió de una manera en la que nunca le había visto antes. Tuvimos la oportunidad de hablar un poco antes de que vinieran a buscarlo. «Lo sé, Toby. ¡Serás muy feliz con tu nueva familia!»

Cuando el padre lo colocó sobre el regazo de la muchacha, Toby se acurrucó y miró hacia adelante. Sabía que todos los malos momentos ahora habían quedado en el pasado. Su nueva vida comenzaba en ese mismo instante.

*****

Me sentía sola. Sadie y Toby se me habían ido. Estaban tan felices al darse cuenta de que iban a un hogar para siempre con una familia para siempre, ¡que sus colas no paraban de moverse! Yo estaba realmente feliz por ellos. Pero ahora no tenía a nadie con quien hablar ni a quien abrazar. Elaine venía a verme de vez en cuando. Me hacía unas caricias, diciéndome: «Pronto, pequeña. ¡Pronto tú también te irás a tu hogar para siempre!»

Sólo me quedaba confiar.

Así que me acosté, puse mi pera sobre mis patitas delanteras y esperé, suspirando una o dos veces. Esto me recordó de mi tiempo en el cielo, en la oficina de Dios. ¿Era yo también una tercera opción de alguien? Recordé mi tercera opción, mi familia, y me preguntaba lo que estaríamos haciendo ahora si estuviéramos juntos. Me preguntaba quién los eligió luego. Si se sentían felices. Si me extrañaban, aunque nunca supieron que yo iba a ser una parte de ellos… me pregunté, y suspiré otra vez. Un hogar para siempre…

La puerta hacia el lugar de Elaine se abrió nuevamente. Eché un pequeño vistazo y volví a mis preguntas. Ya sabes cómo es cuando estás en un pensamiento profundo, que no puedes oír ni ver otra cosa que no sea eso. Así estaba yo: no vi nada, no escuché nada. Pero de repente, una de mis orejas se levantó inexplicablemente. Esa voz… me sonaba familiar. Y le presté atención.

«Y sí», le decía una mujer a Elaine. «Lo más curioso me sucedió esta mañana. Me desperté y supe que era el día en que le daríamos la bienvenida a un perro en nuestra familia. Tal vez estaba soñando, pero sentí una voz que me decía: ‘Éste es el día. ¡Estate alerta! Mira a tu derecha’. Pensé que era un sueño muy extraño», dijo riendo. «Pero cuando salí a cumplir con algunas diligencias, me sentía llena de emoción y de alegría, ¡y no podía dejar de mirar hacia mi derecha! Qué tontería, ¿verdad? No suelo venir por aquí, pero cuando vi su negocio, a la derecha, ¡tuve que parar!»

Y dicho esto, levantó la vista y me divisó. Y yo la vi.

¡Era mi mamá! ¡Ésa que había elegido en el cielo! ¡Mi tercera opción! ¡Mi única opción! ¡No lo podía creer!

«¡Dios mío!», dijo. «¡Ahí está! Se adelantó y me levantó. Me abrazó, la besé y me besó. ¡Yo había estado esperando ésto por mucho tiempo!

Ella ni me soltó mientras hablaba con Elaine y completaba unos papeles. Sólo me sostuvo cerca de su corazón. Yo me preguntaba si estaba soñando… pero cuanto más tiempo pasaba, más claro estaba que era algo muy real. Riéndose mi mamá le dijo a Elaine que no estaba preparada para mí.

«Tengo que conseguirle una cama, un collar, accesorios. »  ¡Sí, ésa era mi mamá! «Oh, esa cama de princesa…. ¡Me encantó! ¡Es rosa y tan bonita! ¡También me la llevo!» continuó.

El camino a la casa fue diferente a los viajes anteriores. Ella me puso en la camita y me calzó para que no rebotara. Pero ¿qué habrá sido de los otros dos en la familia? ¿El papá y el niño? Me preguntaba si a ellos también los tendría. Y entonces ella dijo: «¡No veo la hora de que conozcas a Bruce y a Martin!» Eso sonaba prometedor.

Cuando el coche se detuvo, mi mamá suavemente me recogió y me puso en el suelo. Todo era verde y se sentía suave y casi esponjoso.

«¡Vamos!», me dijo. «¡Vamos a conocerlos!»

Había una casa, pero no entramos, sino que dimos una vuelta hasta el patio de atrás. Era un día glorioso, un soleado día de junio. Los dos humanos estaban haciendo el jardín, me di cuenta luego. Como si fuera en cámara lenta, se dieron vuelta. ¡Eran ellos! ¡Los otros dos!

Corrí hacia el mayor, mi papá. Se arrodilló para saludarme y puse mis patitas sobre sus rodillas.

When Niqqi meets her dad, she puts her front paws on his leg.

«¿A quién tenemos aquí?», dijo mi papá.

«Creo que necesita un nombre», dijo mi mamá.

This is Niqqi being held by her mom.  She is three months old.

«¿Qué tal Niqqi?», propuso el más jovencito, mi hermano. ¡Yo estaba en casa! Corrí hacia él, moviendo la colita.

On my first day in my forever home, I met my brother.  Here were are, the two of us.

Ése fue el mejor día de mi vida.

*****

Las siguientes semanas estuvieron llenas de descubrimientos y de diversión. Fuimos a pasear, corríamos y jugábamos al tira y afloja, nos escondíamos y nos buscábamos. Fuimos en el automóvil a nuevos lugares. Nunca había sido tan feliz.

Un día, mi padre anunció que íbamos al parque para perros. Así que me subí al auto y partimos. Resulta que estaba muy cerca de mi casa por lo que llegamos rápidamente.

¡Llegamos! , dijo mi papá.

¡Así que miré por la ventana y vi a muchos otros perros! Vaya, pensé, ¡es increíble! Nos bajamos y dimos una vuelta. Yo sabía que me iba a gustar este lugar. Habían muchas risas y ladridos dando vueltas. ¡Todo el mundo resultaba taaan agradable y acogedor!

«¡Vamos! ¡Juguemos a la pelota! «, dijo un perro llamado Max. «¡Allí se está armando un equipo!»

Lo miré a mi papá y él asintió con la cabeza en señal de aprobación. Max y yo salimos corriendo juntos.

«¡Te presento al equipo, Niqqi!» «Él es Scruffy y ella es Bella».

«Es un gusto», les dije.

«¡Y éstos son Sunny y Trixie!»

«¡Hola!»

«Ah, y ¿dónde están Sadie y Toby?, dijo Max.

«¿Cómo dijiste?», le pregunté.

«Sadie y Toby. También son miembros de nuestro equipo, pero deben de haber ido a tomar agua».

Yo no podía creer lo que estaba escuchando. ¿Qué estaba diciendo?

«¿Sadie y Toby?», me repetí. «Yo solía tener dos amigos llamados Sadie y Toby…»

«Tal vez sean los mismos», respondió Max. «¡Ahí los veo venir!»

Y allí estaban, corriendo hacia nosotros, ¡mi Toby y mi Sadie! Comencé a correr hacia ellos…

El reencuentro fue increíble. Teníamos tanto para contarnos. ¡Hasta nos pellizcábamos para asegurarnos de que no era un sueño! Reímos, lloramos, y, eventualmente… nos fuimos a jugar a la pelota.

Siempre hay un camino.

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