Hace un par de semanas, salí a caminar con mi mamá, cuando de pronto, por el rabillo de mi ojo vi a alguien parado totalmente quieto en el jardín de mi vecino. ¿De dónde había salido? ¡No había estado antes! Con precaución me acerqué a él. Tenía una camisa a cuadros y un mameluco, y tallos de maíz saliendo de sus pantalones, de sus mangas, y de abajo de su gracioso sombrero. Le ladré y corrí alrededor, tratando de que se moviera o dijera algo… ¡pero nada! Sólo se quedaba ahí, como si estuviera congelado en el tiempo.
Les voy a ser sincera: yo estaba un poquito asustada. Mi mami me explicó que era un espantapájaros… una figura humana hecha de palos y ropas viejas que los granjeros suelen poner en los campos para evitar que los pájaros vengan a comer las semillas o los cultivos. Mi vecino lo estaba usando como decoración por Halloween. La historia no me convenció para nada. Yo tenía taaantas ganas de que el espantapájaros me dijera algo. ¿Por qué no iba a poder? Todavía asustada, volví para obtener alguna respuesta de él, pero nada ocurrió.
Entonces decidí enfrentar mis miedos para ver cómo se sentiría ser yo misma un espantapájaros. Mi mami me preparó un disfraz de espantapájaros, y cuando vino Halloween, me lo puse decidida a quedarme súper quieta para ver si podía engañar a algunos de los chicos que llegaran a mi puerta. Se lo habrán imaginado, ¡no funcionó! Intenté toooodo lo que pude, pero en el minuto de que venían los niños con el “dulce o truco”, ¡yo me olvidaba de todo y corría a saludarlos con mi cola moviéndose! Al final, en realidad yo no quería asustarlos. ¡Fue tan divertido! Me puse a repartir caramelos, y todos los chicos dijeron que yo les parecía muy dulce con mi disfraz de espantapájaros, y se reían.
Cuanto terminó Halloween, me fui al jardín de mi vecino para dejarle un poco de dulces al espantapájaros y decirle que él ya no me daba más miedo. Pero cuando llegué encontré una bolsa en forma de calabaza . Tenía un cartel que decía “Para Niqqi”. ¿Cómo? ¿Algo para mí? Me pude dar cuenta sin olfatear demasiado que adentro había dulces para perros! ¡Guau! ¿Del espantapájaros? Miré para arriba con una gran sonrisa, y le dije “¡Gracias!” ¿Y saben qué? Creo haberle visto una sonrisa y escuchar que susurró: “¡Feliz Halloween, Niqqi!”
Con cariño,
Bolsa cortesía de BlowOutParty.com.Etiquetas: 2011, bichon frise, disfraces para perros, disfraz de espantapájaros para perro, enfréntate a tus miedos, espantapájaros, hallkoween, la perrita más linda del mundo, niqqi, perros con blogs, truco o dulce
noviembre 9, 2011 a las 3:40 pm |
super esperaba que bolvieras a escrivir con ancias que linda niqqi
noviembre 11, 2011 a las 8:36 pm |
Graaaacias, Lila!!